El número de divorcios ha ido en aumento en los últimos años, hasta llegar al dato de que 2 de cada 3 parejas acaba divorciándose. Las parejas casadas puede decidir poner fin a su convivencia por muchos motivos. Cuando ambos lo acuerdan así, o bien cuando uno solo de los cónyuges desea solicitar el divorcio, son muchas las consecuencias que se producen: es necesario determinar quién va a continuar en el uso de la vivienda familiar; cómo se va a organizar la custodia de los hijos menores (que puede ser confiada a uno solo de los esposos, o bien ser compartida); en qué forma van a satisfacerse las deudas y cargas que venga soportando el matrimonio; y, si alguno de los esposos quedara en una situación de gran desequilibrio económico en relación con el otro, cabría la posibilidad de que le correspondiera una pensión compensatoria con carácter temporal.

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